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Mostrando entradas de junio, 2015

Yo le llamo papá

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Él es grande. La persona más grande que he conocido en mi vida. Cuando le miro, lo hago con los mismos ojos de niña con los que le miraba desde abajo con admiración cuando era pequeña. Era el más fuerte porque me cogía en brazos y me subía sobre sus hombros para que pudiera ver el mundo. Era el más valiente porque se enfrentaba a los monstruos que había bajo mi cama. Era el más listo porque sabía responder a todos mis porqués. Era y es. Es un buenazo con un punto de mala hostia. Es quien me enseñó a amar los libros, quien me descubrió a Janis, quien corrió tras de mí cuando, por fin, él se atrevió a soltar el sillín y yo me atreví a pedalear sin ayuda. Es quien sigue pellizcándole el culo a mi madre, haciéndome creer en el amor para toda la vida. De él me viene la cabezonería. Es el culpable de mis labios finos, de mi pelo rizado y de mi piel delicada. El que hace que me sienta increíblemente orgullosa cada vez que me dice lo mucho que me parezco a su madre, mi abuela, porque es

Tal y como tenía que pasar

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Foto de @yoserechantal Meses después, he vuelto a Barcelona. He bajado del tren y he pasado por delante de la farmacia donde queda todo el mundo. Yo no había quedado con nadie allí. Después de fumar un cigarro, y regalar dos, en la puerta donde nos encontramos por primera vez, he entrado en la farmacia, aprovechando para comprarme un stick labial que estaba de oferta, por ejemplo. He empezado a andar por la avenida hacia la que ha sido mi casa esta semana, pasando por delante del bar donde quedé contigo, y también por delante del banco donde me enseñabas qué series ver en el móvil, aprovechando los últimos minutos que nos quedaron ese día. Al llegar a la casa de la calle Galileu he hablado un rato con mis amigos y me he ido a dormir enseguida.  Durante toda la semana he tenido que pasar todos los días por el Passeig de Gràcia, entrar en Casa Milà, subir en la misma línea de metro, pasar por el quiosco donde nos encontramos, ver desde el balcón la calle por donde te alejast

Hoy

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Se levantó y se metió en la ducha. Dejó que el agua caliente recorriera su cuerpo mientras destrozaba a Lykke Li y su "I follow rivers". Muy apropiada para cantar bajo la ducha. Le gustaba. Irónicamente, cantarle al amor le ayudaba a no pensar en él durante un ratito. Salió y se miró en el espejo pensando en sus dedos rozando su piel desnuda, caliente y húmeda. “¡No empieces, joder!” Sacudió la cabeza hasta marearse para sacar ese pensamiento de su mente. El sonido blanco del secador le mantenía en una especie de trance de pie frente al lavabo. Peinada y maquillada, sonrió falsamente a su yo del espejo en ropa interior. “¿Qué modelito es el adecuado para afrontar un día ordinario en una vida mediocre?”, pensó. Se dirigió al armario para buscar un vestido veraniego con estampado de flores de escote generoso y unas bonitas sandalias con un poco de tacón que estilizaban sus piernas. Sería un día más, pero lo viviría sintiéndose sexy. Metió su ejemplar de Limónov en el bol